jueves, 21 de junio de 2012

Divas (de palo)

Están por todas partes. Si no lo remediamos a tiempo, nos veremos totalmente invadidos por ellas. En el fútbol hay muchas: en forma de jugadores, de presidentes, incluso de clubes. El Sevilla es un buen ejemplo. José María del Nido (“sólo ‘el Papa’ es más importante que yo”) aúna todas las características: se cree una divinidad, piensa que forma parte de algo extrasensorial y está seguro de que sus discípulos son algo similar a entes superiores.



Esto se ha visto reflejado con Álvaro Negredo. El presidente de la entidad hispalense ha colocado una aureola de superclase sobre la testa del vallecano. Considera que el gran jeque Al Thani -otra divinidad- no tiene dinero suficiente para fichar a su jugador. Realmente, ambos clubes son tal para cual: como diría un buen amigo mío, “demasiado coche para tan poca tía”.

Y es que a una diva de verdad, al final, le permites ciertas cosas. Ocurre con Cristiano: nos jode su chulería, sus berridos de orangután y su pelo engominado, pero el tío sabe jugar a esto. No puede haber cosa peor que una mujer mediocre con ínfulas. Las ‘divas de palo’, tan comunes en nuestros días, se distinguen por cosas así:

• Su novio les da mucho poder. No importa que sea un gorila o un inepto, ellas siempre se escudan en él. Como no están acostumbradas a que los tíos hablen con ellas, lo sueltan así, de buenas a primeras. “¿Qué te pongo? Vodka con limón, pero tengo novio” Dan ganas de cogerlas suavemente de la mano y guiarlas lentamente hacia un espejo para que admiren la cruel realidad.

• Otras tienen complejo de tigresas y no han pasado ni de menudas mininas. Por avatares del destino, siempre han encadenado relaciones. No saben estar solas, pero si les pillas en un momento de soltería será imposible quedar con ellas. Tienen muchos planes, miles de tíos detrás, no cesan de hablar por el móvil… ¿Os recuerdan a alguien?



• Les encantan los ‘afters’. Allí no tienen demasiada competencia (en un garito repleto de transexuales, gays y cocainómanos salen ganando) y se sienten las auténticas reinas de la fiesta. “Mira guapa, posiblemente haya salido, bebido, follado -y varias cosas más que no son de recibo reconocer por aquí- que tú, así que mejor se lo cuentas al morapio de la barra”.

• Se creen diosas del sexo pero no tienen ni puta idea de moverse en la cama. Aún así, intentarán guiarnos con movimientos arrítmicos y absurdos. “Si ni siquiera sabes comer una polla, deja el disfraz de profesora para otra ocasión”.

• Suelen ser catetas con dinero. O, lo que es aún peor, catetas mantenidas por un cateto con dinero. Se dejan mangonear a cambio de una vida cómoda. Creo que eso tiene un nombre, aunque hasta para ser puta hay que tener un mínimo de clase.

P.D: Quizás este post os pueda resultar un poco duro, pero es que en el anterior me pasé de blando…

2 comentarios:

  1. Desmond, aunque no te lo creas, sigues con la guardia baja. Cuándo no se sabe con quién meterse, tiras de Cristiano, de Negredo o de las divas... típicos tópicos, lo mejor para que parezca que te mojas sin mojarte. Generalidades... Pero tú a las divas solo las conoces de refilón, creo que no te interesan ni te aportan nada, mejor una paja. Aunque vete a saber, un "from lost to the river" en un momento de debilidad lo tiene cualquiera, y cuando el hambre aprieta... Mmmm, no, rectifico y reitero: mejor una paja.

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  2. Creo que no terminas de captar bien el concepto... hablo de las divas de palo, las falsas divas... No me meto con Cristiano, de hecho (raro en mí), últimamente le defiendo mucho por estos lares... Cristiano es una diva de verdad y puestos a elegir, yo las prefiero así, auténticas.

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