martes, 19 de junio de 2012

El arte de vivir en el alambre

Lo que son las cosas. Se nos había olvidado sufrir. Me refiero a nivel de fútbol y, en concreto, al de la selección. En lo demás, mal que nos pese, la agonía está a la orden del día. Lo que empezó pareciendo un dulce ‘biscotto’ estuvo a punto de convertirse en un incendio de considerables dimensiones. El gol de Cassano despertó la ansiedad de los croatas y entonces volvió a aparecer Casillas. Y la fortuna. Y el árbitro, para qué negarlo. Pasamos a cuartos sufriendo. También lo hizo Italia, que tuvo que observar los últimos compases del duelo entre España y Croacia por el vídeo marcador. Intensidad, tensión, nervios. Fútbol.



Las relaciones intensas tienen su aquel, pero desgastan mucho. Hay ocasiones en que las circunstancias propias del encuentro obligan a que la tensión sea una constante. Vivir en el alambre del amor, mucha tela. Las emociones se magnifican, se suceden los momentos pasionales, las discusiones viscerales, los arrebatos de celos. Cada día es largo. Una semana de una relación de este tipo equivale, más o menos, a un par de meses de una relación estándar.

El mayor enemigo de estas parejas, como ya he dicho anteriormente, es el desgaste. No hay lugar para la tregua ni para la escala de grises. A primera hora todo es de color de rosas, a última todo es una mierda. Los insultos dan lugar al sexo, y viceversa. Es complicado que ambos miembros aguanten este ritmo durante un período dilatado de tiempo. No es fácil renunciar a la montaña rusa de emociones para adentrarse en una vida ‘normal’.



La situación se torna realmente peligrosa cuando, más allá de las circunstancias, la propia esencia de los integrantes de la pareja es la que hace que cada minuto sea parte de un serial dramático. No aguantan el aburrimiento, es el todo o nada constante. Para España e Italia, la historia tuvo un final feliz. No así para Croacia. Como de costumbre, alguien salió escaldado.

P.D: A veces (sólo a veces), no estaría de más hacer cosas normales, cosas de pareja. Pasear, ir al cine, poder cogerte de la mano al caminar, dejar de ser dos rebeldes sin causa por un momento. Bueno, la verdad es que la causa sí que la tenemos… A veces (sólo a veces), me cambiaría por una de esas parejas del montón que tanto odiamos.

Especial dedicatoria a P, mi “chica del cole”.

2 comentarios:

  1. Desmond... ¿sigues ahí? ¿O es que te nos has enamorado, acaso? ¿Estás bajando la guardia? ¿Te estarás pillando??? Pero debo decir que atisbar un poco de "blandura" en tus blogs te da ese toque de empatía y ternura que seguro que tienes, aunque te empeñes en ocultarlo y en aparentar todo lo contrario... Este Desmond me gusta y me interesa bastante más, debo decir. Por cierto, el fútbol no me interesa demasiado. Desmond, puede...

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  2. Bueno, si quieres caña, pasa a mi última entrada...

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