domingo, 17 de junio de 2012

Biscotto (Pasteleo, primer capítulo)

A muchos les encantaría que pasara, la desgracia de los italianos tiene mucho tirón en nuestro país. Puedo entenderlo, pero hasta un cierto punto. Si hablamos de hechos (todos enumeran los escándalos que han asolado al Calcio durante la historia), no obviemos ninguno. A Italia también le han tangado, y mucho. En el Mundial de Corea no les dejaron llegar ni a los penales y en la Euro de 2004 el empate a dos nórdico les dejó fuera. No me extraña que la ‘azzurra’ se haya visto invadida por el pavor. Sin embargo, el último villano de la ‘nazionale’, el gran Gigi Buffon, ha realizado unas declaraciones para enmarcar. Leedlas. Al menos yo, suscribo cada punto y cada coma.



El tema del pasteleo en las relaciones es extensísimo, así que para empezar, sólo dejare algunas reflexiones que me vienen a la cabeza, en plan ‘brainstorming’:

• Los tíos encajamos mejor un insulto que un piropo. Fijaos bien: sabemos responder mejor a un “gilipollas” que a un “te quiero”. A algunas mujeres también les pasa. Se ponen nerviosas y una de dos, o sonríen con cara de lelas o lanzan un lacónico “gracias”. Me quedo con la reacción de una en concreto. A cualquier palabra bonita, respondía: "Me alegro" Qué mona.

• La utilización del “te quiero” tiene dos extremos. En uno está el grupo que lo dice a las dos horas y ya no para de repetirlo. Lo hacen con ligereza y la veracidad de sus palabras queda muy en entredicho. ¿Pero cómo me vas a querer si ni siquiera sabes cuál es mi color favorito (el rojo)? Después estamos los demás, los que no lo decimos “hasta que estemos completamente seguros”. Es decir, no lo decimos nunca.



• El pasteleo fuera de la intimidad ha de ser controlado. Es muy desagradable aguantar una comida llena de besuqueos, sobamientos y susurros. Personalmente, lo que menos aguanto es el molesto sonido de los ‘picos’. Las parejas empalagosas dan tanto repelús como las que no cesan de discutir. Sin duda, son más divertidas las segundas.

• El pasteleo surge con mucha más facilidad de forma virtual. Por medio de facebook, whatsapp o teléfono todos somos los reyes del romanticismo. El bis a bis es otra cosa.

• ¿Las mariposas en el estómago existen o son los padres? Compleja cuestión.

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