miércoles, 23 de marzo de 2011

Buitres

El último en caer ha sido el ‘Boquerón Esteban’. El ya ex técnico del Hércules ha visto cómo los Trezeguet, Valdez, Drenthe y compañía han acabado inmersos en los puestos del azufre, a pesar de las buenas sensaciones que dieron en un principio. La tempranera campanada en el Camp Nou no hacía presagiar, en ningún caso, este desenlace. Pero la vida no se para: “A rey muerto, rey puesto”. En el momento de escribir este post la directiva del conjunto alicantino se debate entre tres nombres para sustituir a Esteban Vigo: Djukic, Mandiá y Hugo Sánchez.

El mexicano lleva revoloteando sospechosamente por los medios de comunicación (con comentarios lamentables) durante los últimos meses en busca de un banquillo libre. Ya lo hizo su compatriota Javier Aguirre - conocedor de la delicada situación en ese momento de varios equipos de la zona baja de la tabla - y se colocó en el Zaragoza. Esta estirpe de entrenadores no entiende de respeto ni de solidaridad al gremio; simplemente husmean, huelen los problemas y se aprovechan de ellos.

La vida está llena de buitres. Los podemos ver en el trabajo, en las gasolineras, en los supermercados, incluso en nuestro entorno más cercano. Prefieren sacar tajada del mal ajeno, creen que esa forma de prosperar es más sencilla que buscar el mérito propio. Y como de costumbre la situación empeora de forma drástica si hablamos de mujeres.

Existen varios tipos de buitres. Los más peligrosos son los que se camuflan en amigos desinteresados. Están en contacto permanente con su presa (nuestra novia) en todo momento, con lo que sabrán exactamente cuándo comienzan los problemas en el paraíso. No importa cuánto tiempo tengan que esperar: su naturaleza ruin les dota de mucha paciencia. Cuando llegue su momento no caerán en la precipitación. Su evolución ideal consiste en pasar paulatinamente de paño de lágrimas a confidente, para después terminar siendo compi de cama. No os sorprendáis si les veis paseando de la mano con ella un mes después de la ruptura. No tienen piedad.

Pero también los hay más prácticos. Algunos se sienten más cómodos en el papel de simples conocidos. Pueden haber tenido algún lío con vuestra chica en el pasado o quizás la hayan conocido de noche. En algunos casos sólo son compañeros de trabajo o de clase. Ellos prefieren ahorrarse la etapa ‘me interesa sólo tu amistad porque me gusta tu forma de ser’ para centrarse en el sprint final. Agazapados en su madriguera, salen a la palestra cuando ven que la oportunidad está cerca. No preguntan directamente, pero sí investigan en las redes sociales y en el entorno de su presa (nuestra novia). Su objetivo primordial es echar un polvo y lo peor es que a veces hasta lo consiguen.

¡Ay, los buitres! Desesperados buscadores de carroña. Cada reconciliación es un puñal para ellos y cada pelea una ventana abierta. Es cierto que no siempre es así, pero produce una enorme satisfacción observar a Hugo Sánchez sin equipo y mirar la cara de los buitres cuando nos ven con su ansiada presa (lo sentimos, sigue siendo nuestra novia). En ese momento tres hermosas palabras vienen a nuestra mente: que se jodan.

4 comentarios:

  1. Ay, si te contará yo de los buitres...
    "Ellos prefieren ahorrarse la etapa ‘me interesa sólo tu amistad porque me gusta tu forma de ser’ para centrarse en el sprint final". ME ENCANTA!!!

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  2. Aunque no te lo creas, los buitres nos pueden resultar molestos incluso a nosotras! También hay "buitras", por cierto, y me ahorro el resto de los adjetivos que empiezan por la letra "p"

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  3. No se quienes son peores los buitres o las "buitras".

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